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Si eres una persona que se preocupa por su propio Desarrollo Personal y Profesional. Si eres de las que quiere ser mejor persona, crecer y evolucionar para aportar tu granito de arena a este mundo. O si simplemente, estás leyendo este blog para mejorar tus habilidades y con ello mejorar tu experiencia de vida. Entonces, siento la necesidad de decirte que en realidad:

– Ya eres perfecta/o y maravillosa/o tal y como eres, ahora.

Repito, por si, se te ha caído un ojo al leer estas palabras, o tu cerebro ha hecho un cortocircuito:  😉

– Ya eres perfecta y maravillosa tal y como eres, ahora.

¿Por qué te digo esto?

Verás, no sé si a ti te pasa lo mismo que a mi, pero es que, constantemente escucho cómo debería comportarme, cómo debería relacionarme con los demás, cómo debería mejorar esto y aquello para tener éxito o sentirme bien. Y lo cierto es que, por mucho que intento mejorar, parece que nunca es suficiente, que siempre queda algo más que aprender.

De hecho, yo misma doy un sin fin de consejos y recomendaciones en mi blog.

Pero ¡ojo! porque tienes que saber, que lo hago desde el entendimiento de que «ya eres perfecta/o tal y como eres ahora», y si aprendes algo más con mis recomendaciones, seguirás siendo perfecta y maravilloso como hasta ahora, solo que con, además, una habilidad aprendida a mayores en tu interior.

Esto es lo único que cambia en ti cuando introduces un hábito nuevo, o un pensamiento más positivo para la consecución de tus objetivos, nada más. Porque, cuando evolucionas, creces como persona, tienes una mayor conciencia, otra perspectiva de la realidad mucho más avanzada, pero no eres mejor que nadie. No estás por encima de nadie. Porque todos valemos lo mismo.

Todos valemos por el mero hecho de Ser, o existir.

Porque a cada instante, en cada circunstancia, actúas y piensas en función de cuál es tu nivel de conciencia en ese momento. Decides lo que decides, y haces lo que haces en función de las creencias que tienes en ese momento, de los miedos que sientes en ese momento, de lo que has aprendido e integrado hasta ese momento.

Por tanto, no podrías haberlo hecho mejor ni peor. No podrías haberlo hecho de ninguna otra manera, justo en ese momento, en esa circunstancia. Lo hiciste de manera «perfecta», porque con lo que tenías y sabías en ese momento, no había otra posible manera de actuar para ti. (vuelve a leer esta frase, ¡es muy importante!)

Por eso te digo que: – Tú ya eres Perfecta/o tal y como eres.

¿Por qué te cuesta creer que eres Perfecta/o?

Porque instantes o días después de haber tomado una decisión o actuar de una determinada manera, puedes ver las consecuencias, y puede que tengas un nuevo punto de vista que ya no está de acuerdo con lo que hiciste o decidiste en el pasado. Y simplemente te juzgas.

Te juzgas negativamente, olvidando que en aquel momento y circunstancia no podías haberlo hecho mejor, porque ni sabías lo que iba a pasar al 100%, ni tenías los pensamientos o comportamientos necesarios para actuar de otra manera, aún.

Por tanto, cada vez que te sientes «no perfecta/o» es porque te estás pidiendo más de lo que podrías haber dado en un momento dado, ¡y eso no tiene ningún sentido! ¡¡es como si le exiges a un perro que comprenda lo que le dices cuando le lees un artículo del periódico!! ¡esa exigencia no ha lugar, no tiene sentido!!

Si, ahora sabes que puede hacerse mejor, pero ahora no es ayer. No puedes compararte a cuando tomaste aquella decisión, porque ahora sabes más que ayer. Tienes más perspectiva ¿me explico?

No quiero decir con esto que no debas seguir evolucionando y mejorando tus habilidades y hábitos. Simplemente quiero transmitirte que ¡ya vales un montón! ¡ya eres valiosa o valioso! No quieras evolucionar para sentirte mejor contigo, porque no lo conseguirás, no funcionará.

Acéptate ahora como eres ahora, y luego, además, sigue creciendo y disfrutando de tu proceso de desarrollo personal, esta es la clave del bienestar.

¿Para qué te digo esto?

Para que, a lo largo de tu proceso de crecimiento personal, no caigas en el mismo error que yo misma he cometido durante mucho tiempo: el de creer que no mereceré el éxito, el bienestar y la paz interior hasta que me convierta en una persona más «elevada» o «desarrollada» «más perfecta». Esto no es cierto, porque ya puedes ser feliz ahora en realidad. Lo único que te está bloqueando es tu forma de percibir e interpretar tu realidad, y tus circunstancias, no es un tema de merecimiento o de que no seas aún lo suficientemente «buena o válida».

Te digo todo esto para que:

• te des permiso para dejar de juzgarte, criticarte o censurarte a la hora de ser tú misma
• empieces a aceptarte y amarte tal y como eres, y te des permiso para dejar de mendigar amor o atención de los demás
• dejes de creer que es otra persona la que puede salvarte de tu situación actual
• te des cuenta de todo el potencial y poder que tienes en realidad, ahora mismo en tu haber
• entiendas que tener una vida mejor, un trabajo mejor o más bienestar, no sólo es posible, sino que además TÚ puedes conseguirlo.

Por eso hoy, no quiero darte ningún consejo, ninguna recomendación. Hoy te invito simplemente, a que reflexiones sobre quién Eres en realidad, y te des permiso para sentirte bien y satisfecha contigo misma. Pues, cuando esto ocurre, todo lo demás se vuelve fácil y fluido, todos los problemas y preocupaciones pasan a un segundo plano y puedes por fin coger perspectiva.

Una nueva perspectiva mucho más elevada y coherente con tu propia confianza y paz interior.

Soy Sandra Gonzalez, experta en Autoconfianza y Motivación Laboral. Ayudo sobretodo a mujeres trabajadoras a sentir más confianza en si mismas para que logren recuperar la motivación y el bienestar en su trabajo, mientras aprenden a alejarse del agobio, las preocupaciones y el estrés propios del entorno laboral.

Si quieres saber cómo puedo ayudarte a reconectarte contigo misma para sentir más bienestar en tu trabajo y en tu vida, mira aquí lo que tengo preparado para ti 🙂

Ah! y no olvides compartir este post con aquellas personas que creas puedan estar interesadas, nos vemos más abajo en Comentarios.

Un abrazo!

Sandra.