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¿Qué es el EGO?

Qué es el EgoQué es el Ego, ¿De verdad es necesario eliminar el Ego? ¿Cómo puedes recuperar tu paz interior?👇👇👇


 
 
 
 
 

¿Qué es el Ego? 🙃

«Tú no eres tu Ego». El Ego crea separación. «Despójate de tu ego».  El Ego es la fuente de tu sufrimiento.

Al parecer el Ego es, supuestamente, esa parte tuya, fuente de todos tus males y defectos. Muchos lo califican como esa falsa identidad, egocéntrica y victimista que te hace mediocre. Ese lado oscuro que es un carcelero de tu felicidad, que nunca tiene suficiente, y que te aleja de esa paz que es tu verdadera naturaleza.

¿Einh? Pero, ¿Qué es el Ego?

¿Qué pasaría si dejásemos de clasificar nuestro interior en «parte buena» y «parte mala»? ¿Y si dejases de dividirte en Ego, por un lado, y Esencia, por otro? ¿Qué ocurriría?

¿Tiene sentido seguir sosteniendo esta estúpida lucha contra el Ego? ¿Acaso no hay otra forma de entender el ego fuera de los ya viejunos papeles de “malo” y “bueno”?

Descubre la respuesta a ¿Qué es el Ego?, en este video 👇🏻👇🏻👇🏻

 

«¿Qué es el Ego? 🙃«

¿Qué es el Ego? 🙃

 
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Transcripción del Video:

«¿Qué es el Ego? 🙃«

 

Libérate del dominio de tu Ego. “Mata a tu Ego y conéctate con tu Ser Verdadero”. Estas y tantas otras frases más forman parte de casi todos los desarrollos espirituales y religiosos y también de la mayoría de las disciplinas de Desarrollo Personal.

Y si bien es cierto que todos estos desarrollos tienen un buen fondo y una muy bonita finalidad última, que es que todos seamos mejores personas y seres más conscientes, y felices, también tiene un lado oscuro que, si te has puesto a ver este video, seguramente ya habrás empezado a descubrir.

Bien pues, si ya estás harto o harta de luchar contra tu Ego, tu sombra o tu lado oscuro, te propongo que empecemos este video re-significando qué es el ego, para dejar de lado la lucha, empezar a entenderlo, y averiguar cómo relacionarte con él de la mejor manera posible.

 

1. ¿Qué es el Ego?

Si te fijas, las definiciones de Ego que vas a encontrar si buceas en internet, van a depender de la disciplina desde la que se enuncie. Entonces, para entenderlo bien, debes tener en cuenta desde qué ideología o desarrollo se establece cada definición de lo que es el Ego.

Veamos, etimológicamente, «ego» es una palabra que proviene del latín y significa «yo». Por lo tanto, a priori, lo primero que podemos deducir es que está vinculado a la propia identidad personal. Es decir, es un componente de la personalidad. Es la manera que tenemos de reconocernos a nosotros mismos, de hacer consciente (y a su vez de construir) quiénes somos y qué necesitamos.

Entonces, aunque tenga muy mala fama, el «ego», en sí, no es algo necesariamente negativo. ¿Qué es el Ego?

De hecho, para la psicología, el ego es la parte de la consciencia humana encargada de dar a cada persona, el sentido de «sí mismo». Y más concretamente, según Freud que fue el primero en definir al Ego como lo conocemos hoy, allá por el 1923, el Ego sería esa parte de la psique que tiene el papel de mediar entre la conciencia moral (lo que se debe y no se debe hacer) y todos los deseos de placer que tenemos (tanto los que reprimimos, como los que perseguimos).

Así pues, según Freud, el ego sería esa parte de nosotros mismos que puede evaluar la información objetivamente y tomar decisiones en función de nuestros intereses y códigos morales, y que, por tanto, es totalmente necesaria para nuestra salud mental, y nuestra vida en sociedad.

Como ves, originariamente cuando Freud se propuso definir el Ego, lo hizo entendiendo que, lejos de ser un malvado egoísta fuente de todos tus males, es más bien esa parte de ti que decide en cada momento qué decisiones tomar, buscando un equilibrio entre lo que deseas de forma individual y lo que está bien o mal desde un punto de vista social o moral.

 

Entonces ¿por qué hemos acabado por verlo como algo negativo?

Para responder a esa pregunta, nos hace falta un elemento clave: NUESTRO PASADO. Hagamos un breve repaso de nuestra historia como humanidad civilizada.

En un principio los seres humanos éramos nómadas que vivían en pequeños grupos. Como esos grupos estaban compuestos por familiares, seguramente era medianamente fácil mantener la paz en el grupo a través de esos lazos de sangre, a pesar de que cada miembro debía velar por satisfacer sus propias necesidades individuales, para así trabajar en equipo por un objetivo común: sobrevivir.

Lo mismo ocurre en las manadas animales, donde las necesidades individuales de cada miembro son secundarias con respecto a las necesidades de la manada o grupo. Ya que la propia manada, el propio grupo en conjunto, se encarga de velar por satisfacer esas necesidades básicas e individuales de cada miembro.

Pero, ¿qué pasó cuando los grupos humanos empezaron a hacerse más grandes? ¿cuando pasamos a vivir en aldeas primero, y grandes ciudades después? Obviamente los lazos de sangre ya no servían para mantener el orden entre los individuos y evitar que las necesidades individuales de cada persona fueran en detrimento de los objetivos y supervivencia del grupo. De ahí la necesidad de lo que hoy conocemos como “Códigos Morales”.

¿Por qué existen los códigos morales?

¿Porque a Dios le dio la gana, o porque fue necesario que nosotros mismos, los humanos, los inventáramos para poder vivir en comunidad?

Yo me inclino a pensar que, los códigos morales, el bien y el mal en definitiva, son una herramienta que los seres humanos hemos inventado para poder establecer un orden que nos permitiera vivir en sociedad y crear así grandes civilizaciones.

Así pues, si te paras a pensarlo, las religiones y la espiritualidad han tenido un papel decisivo en la implantación y aceptación de estos códigos morales, que hoy damos por sentados, pero que hace milenios hubo que instaurar en el seno de todas las culturas para poder crear y sostener el orden en sociedades cada vez más complejas.

Gracias a las religiones, por tanto, ahora todos tenemos claro desde pequeñitos, y desde hace siglos, que matar, robar y engañar a otros está mal, mientras ayudar, cooperar y respetar a otros está bien.

Obviamente los códigos morales previstos por las religiones no son suficientes, porque se basan en la fe que no todos los humanos profesan, y por eso tenemos, además, los sistemas judiciales que garantizan la vida en sociedad.

 

Así pues, habiendo hecho este repaso, seguramente veas más claramente por qué existe esta división entre el bien y el mal, y por qué cuando calificas algo como “bueno” o “malo”, lo que estás haciendo es utilizar tu código moral para saber qué hacer en cada momento y así poder tomar decisiones que te permitan vivir en sociedad. Mientras que, si vivieras tú solo en una isla desierta, probablemente no te haría falta utilizar ningún código moral, por ejemplo.

 

Entonces, volviendo a lo que nos ocupa,

¿Por qué calificamos nuestro Ego como algo peyorativo o negativo? ¿Qué es el Ego?

Porque ese “equilibrio” que nuestro Ego establece entre las necesidades individuales y los códigos morales sociales, puede balancearse hacia las necesidades individuales de forma exacerbada y traspasar la frontera de lo aceptable para vivir como seres sociales, es decir, en contacto unos con otros.

Así pues, en el mundo actual y de forma coloquial, nos referimos al ego cuando, el ego está en su postura más individualista, o como se le denomina coloquialmente “egocentrista”. Es decir, cuando una persona manifiesta una mezcla de exceso de mirada puesta en sí misma exclusivamente, pérdida del reconocimiento y noción del otro, Y cuando su soberbia y actitudes perjudican las relaciones interpersonales y convierten a la convivencia, prácticamente en una misión imposible.

Así pues, llamamos comúnmente a una persona “egocéntrica” a aquella que busca satisfacer, sus propias necesidades sin tener en cuenta el mundo o las personas que le rodean. Y esto es lo que hemos denominado “malo” en ese propósito que hemos tenido como humano de vivir en sociedad y formar civilizaciones.

Y así es, como en parte, la palabra Ego y lo que realmente significa se ha convertido en algo meramente negativo. Pero recuerda que no es real, no es que sea “malo” de verdad, o en sí mismo. Es “malo” si lo refieres a la vida en sociedad y sus normas. Lo que quiero decir es que es importante que recuperes la perspectiva. Tu Ego, o TÚ, no tiene nada de malo en sí mismo. No tienes que conectarte con ninguna fuente o esencia, no tienes que dejar de ser tú y no tienes que seguir esforzándote por Ser, porque ya Eres.

Así que, antes de seguir con el video quiero recordarte esto: no hay nada “mal” en ti, ni en tu Ego, relax, tómate con calma, respira, libérate por fin, aaaaaah y vamos a seguir desarrollando un poco más esto para quitarte ese peso espiritual que quizás llevas arrastrando demasiado tiempo.

 

 

Qué es el Ego

2. El Ego dentro del mundo Espiritual

En esa búsqueda de instaurar códigos morales en las sociedades emergentes, las religiones y corrientes espirituales han dividido al ser humano en, como mínimo dos partes: una buena y otra, hummm … no tan buena 😉

Si te fijas, lo más común es que se parta de la idea de que somos seres espirituales en primera instancia, que luego vienen a vivir una experiencia física o humana. Por tanto, desde este lugar hay una división entre una identidad espiritual, verdadera, pura, etc., y una identidad animal, egóica, mediocre, o incluso, impura.

Según estos modelos, la identidad verdadera es la “buena”, la que vela por la paz y el bienestar común. Mientras que la identidad falsa o “mala”, sería la que corresponde a las necesidades individuales de cada persona. Ahí de nuevo, vemos claramente ese papel fundamental que ha tenido este tipo de modelo de ordenamiento para conseguir con mucho éxito de hecho que a lo largo de la historia pudiésemos convivir en grupos grandes y construir sociedades cada vez más complejas.

El problema viene cuando pierdes de vista el pasado, la historia de las religiones, y el propósito de esos códigos morales o espirituales, y te quedas solamente con el “cuento infantil o metáforas” que fueron muy útiles y necesarios hace milenios, pero que hoy en día en pleno siglo XXI se hayan quedado algo desactualizados.

Por ejemplo, en mi opinión, hemos simplificado en exceso la ecuación, definiendo al ego como tu parte “mala” o “ilusoria” y la esencia o espíritu como tu parte buena o “verdadera”. Y así es como pierdes la finalidad de esa división, es decir, pierdes la perspectiva, y te enzarzas en lo que yo llamo:

“La estúpida lucha contra el Ego

Piénsalo. Hace miles de años, cuando las religiones eran necesarias para explicarle a las personas no civilizadas cómo vivir en sociedad, utilizar una metáfora simple de “qué es bueno” y “qué es malo”, era muy necesario. De hecho, lo seguimos utilizando para los niños cuando los educamos para vivir en sociedad.

Pero una vez que eres adulto, seguir guiándote por esta cuestión de: “es que tengo un lado bueno, espiritual, verdadero” y “tengo un lado malo, egoísta y fuente de todos mis sufrimientos”, es un poco demasiado… ¿simple? ¿reducido? ¿sesgado? ¿Qué es el Ego?

Porque piénsalo por un momento, ¿por qué iba a estar mal tener necesidades individuales? ¿por qué iba a estar mal tener deseos, expectativas, perseguir objetivos individuales, pensar en ti mismo, cuidarte, velar por tus intereses? Si no pierdes de vista la finalidad última de estos códigos morales, y para qué fueron concecbidos, es fácil deducir que tener intereses individuales y ser egoísta no es algo malo de por sí.

Y para mí, ahí está el gran fallo. Tener Ego, entendido como, pensar en ti, querer cosas para ti, enfadarte, frustrarte, ofenderte, etc, no es algo malo de por sí, sino que es algo malo de cara a la convivencia, pero no de por sí.

Entonces, si tú entiendes esto. Si no pierdes de vista el propósito que tuvo el dividir tu personalidad, o lo que eres en dos partes, una buena y otra mala. Vas a poder transformar esa lucha en contra de tu Ego, en una integración y maduración por tanto de tu propia personalidad.

 

Entonces, como primera clave y según lo que acabamos de decir. Para encontrar paz interior y dejar de luchar contra tu Ego, te vendrá bien dejar de tomar decisiones basadas en lo bueno o espiritual, y enfocarte en tomar decisiones basadas en buscar ese frágil y a veces, escurridizo equilibrio que existe, entre lo individual y lo colectivo. No tiene nada que ver con lo bueno o lo malo, no tiene nada que ver con luchar contra tu sombra, o tu Ego, ni tampoco tiene nada que ver con conectarte con tu esencia o parte espiritual. ¿Me explico?

Y lo bueno de recuperar la finalidad original del “bien y el mal”, de las religiones y la espiritualidad, es que puedes pasar de tratar de aplicar sus preceptos de forma ciega y absoluta, a aplicarlos con inteligencia, y atendiendo a su finalidad última, que no tiene nada que ver con hacerte sentir mal porque “es que no actúas de forma pura” o porque “no te dejas llevar por tu Ego”, o porque “tienes emociones y te enfadas”, etc.

 

Reflexión ¿Qué es el Ego?

Bien, y ahora mismo, pueden suceder dos cosas:

– Una, es que te sientas extremadamente ofendido por las conclusiones a las que acabo de llegar, y en ese caso te recomiendo que no seas viendo este video, ni visitando este canal, porque no tendría ningún sentido.

– Pero, si no es así, seguramente lo que estás sintiendo ahora es muchísima, muchísima, sensación de descanso, paz y sobre todo de libertad.

Y hay una cosa que me gustaría aclarar contigo, yo opino que las religiones o la espiritualidad son herramientas maravillosas, y sobre todo muy bellas, que dan sentido a nuestras vidas cuando más lo necesitamos. Y que, por tanto, no tienen la culpa de por sí, de que hayamos iniciado una estúpida lucha contra nuestro Ego, sino que, prefiero pensar que es responsabilidad de cada uno de nosotros utilizar adecuadamente estas herramientas espirituales o morales para ordenar nuestras vidas y tomar las mejores decisiones.

Bien, pues, ahora que ya hemos analizado por qué tenemos un concepto tan negativo del ego, veamos qué es lo que te ha llevado a esa intensa lucha contra el Ego, para desde ahí re-significarlo y empezar a relacionarte con él desde un lugar más maduro y consciente

 

Qué es el Ego

3. El comienzo de tu lucha contra el ego

Bien, para poder cambiar tu forma de entender y relacionarte con tu Ego es importante que primero revises por qué iniciaste tu camino espiritual o de desarrollo personal, y, por tanto, por qué empezaste esa lucha contra tu Ego.

Seguramente en aquel momento, las cosas no iban muy bien en tu vida. Quizás empezaste a tener problemas en tu trabajo, como por ejemplo discusiones y conflictos con tu jefe y/o con compañeros de trabajo que finalmente se convirtió en una insufrible rutina. O puede ser, más bien, que tu crisis personal se originara en el seno de tu relación de pareja, discusiones, rencores, engaños, que te llevaron a una situación de profundo malestar.

Fuese cual fuese tu caso, quizás como no supiste manejar esa situación conflictiva empezaste a reprimir emociones, reprimir necesidades, y el malestar, la queja, el estrés, el malhumor y la irritabilidad empezaron a inundarte, hasta tal punto que, empezaste a pensar: Uuuuf, no estoy bien, este malestar me desborda, no me reconozco y no sé cómo salir de esta situación, quizás necesite ayuda. Necesito encontrar respuestas de por qué me está pasando esto, qué hay de malo o errado en mi, y cómo puedo remediarlo.

Y así fue como, al encontrarte con una corriente espiritual, energética o lógica, y con seguramente multitud de libros de autoayuda, empezaste a deducir que tu lado oscuro, divergente, tu sombra o tu Ego era el culpable de todo ese sufrimiento, y que por lo tanto, lo que tenías que hacer para mejorar tu situación era luchar contra tu Ego, y esforzarte en conectarte con tu Ser Verdadero, Esencial o Espiritual, ese que puede devolverte tu paz interior.

¿Te ha pasado algo parecido? ¿Si?

Entonces, fíjate como todo encaja.

Tú estás pasándolo mal. Empiezas a pensar que hay algo que estás haciendo mal, porque no logras recuperar el bienestar, no logras estar en paz, estás hastiado, quejoso, insoportable. Y además, estás sufriendo, lo pasas mal, no logras salir de ese sufrimiento o frustración que te persigue. Y justo ahí, encuentras un desarrollo que te confirma tus sospechas, que te dice que si, que hay un error en ti, que hay algo malo en ti que justamente es la fuente de tu sufrimiento, y que si logras eliminarlo o trascenderlo, entonces volverás a estar bien y en paz.

Es como cuando una cerradura se encuentra con su llave. ¡Tú y esa corriente espiritual encajáis a la perfección! Y así es cómo comienza tu lucha con el Ego.

Y comienza porque no tienes ni idea de cómo hacer para recuperar tu paz interior. Te declaras incapaz de lograrlo, porque claro: hay algo mal en ti, entonces ¿cómo vas a lograr estar mejor por ti mismo? Y por eso buscas ayuda. Buscas, buscas y buscas. Te conviertes en un Buscador.

Y quizás no sea tu caso, pero si fue el mío. Los buscadores nos caracterizamos por ser personas que nos gusta pensar de nosotros mismos que queremos mejorar, que queremos aprender, que queremos superarnos. Pero en realidad lo que buscamos son fórmulas mágicas. Buscamos el método, el secreto, la clave mágica que logrará hacer que volvamos a estar en paz. Pensamos, si mato a mi Ego, entonces estaré en paz de nuevo. Si trasciendo mi Ego y me conecto con mi Ser Esencial entonces todo irá bien para mí.

 

Que es lo mismo que decir…

– NO QUIERO HACERME CARGO DE ESTA SITUACIÓN, porque siento que me supera. Entonces, a ver si una meditación, o unas afirmaciones, o un retiro espiritual me lo cura todo. Y sé de lo que te hablo porque ¡a mí me pasó!

¿Y por qué hacemos esto? Lo más probable es que sea porque no quieres salir de tu zona de confort y solucionar las cosas. No quieres dejar ese trabajo que tanto te frustra, o plantarle cara a tu jefe que tanto te irrita, o dejar a tu pareja  o empezar a ponerle límites, con todas las consecuencias.

Y por eso, buscas otra salida. Buscas. ¿El qué?

Buscas “algo”, algo puro, algo verdadero, algo espiritual que TE SALVE. ¿Por qué? repito, porque es más fácil que coger las riendas de tu vida y tomar decisiones incómodas.

Así que te dices a ti mismo, ¡OOOOh genial! Si logro deshacerme de mi Ego que es el culpable de todo esto (de ese trabajo que odias, de tu mala relación con tu jefe, de tu mala relación de pareja, etc), lograré estar bien y en paz de nuevo.

Pero lo que no estás pudiendo ver porque estás demasiado ocupado luchando contra tu Ego, es que tu situación o tu conflicto van a seguir ahí, clavaditos, sin moverse un ápice, porque no te estás haciendo cargo de ello. Y entonces, vas a pensar… jooo soy un inútil, porque claro, mira con los meses o años que llevo trabajándome mi Ego, y sigo sin ver resultados en mi vida… ¡y de nuevo! ¿qué estaré haciendo mal? AAAAAAAAAAH! Y vuelta a empezar. Más búsqueda, más retiros, más afirmaciones, más parálisis por el análisis.

Esto es importante que lo veas, ¿eh? Muy importante. Es un mecanismo muy sutil que a mí personalmente me llevó años identificar, y por eso te lo comparto hoy aquí, porque ¡es clave!

 

Qué es el Ego

4. LOS PROBLEMAS DETRÁS DE LA Estúpida lucha contra el Ego

Entonces, ¿qué se suele recomendar para luchar contra el Ego? Pues practicar ciertas conductas que, supuestamente son las “correctas” o las correspondientes a tu verdadera “esencia” en detrimento de esas conductas o reacciones propias de tu Ego, que es verdad que son justamente las que te quitan tu paz interior y te hacen sufrir, como por ejemplo:

 

Dejar de sentirte ofendido. O dejar de enfadarte. O dejar de quejarte.

Entonces, de pronto todas estas cosas están mal, porque no son espirituales. Tu esencia nunca se enfadaría, claro, así que la culpa de ese malestar es de tu Ego, y lo que tienes que hacer es ser como tu esencia, es decir, no enfadarte, no quejarte, y no sentirte ofendido.

Pero fíjate en el problema que hay detrás de esto. Reflexiona un momento en lo que eso significa. O sea, sé, la salida al sufrimiento es convertirte en un ser inerte, que ni reacciona, ni se emociona, ni se le mueve una pestaña cuando alguien intenta ofenderle. Detente a pensar sobre esto. ¿De verdad te parece esto una solución? Millones de años de evolución para inventar las emociones y sentimientos y de pronto resulta que son una basura que te hace sufrir no más. ¿Einh?

Entonces, piénsalo un momento, ¿qué persona en su sano juicio podría desear dejar de sentir o emocionarse? esto, obviamente una persona que está muy dolida o está pasando por un momento de mucha frustración. Claro, obvio yo también desearía no tener emociones cuando estoy mal, y dolida. Al fin y al cabo estamos hechos para sobrevivir y por tanto para huir del dolor. Pero esto es importante que tomes conciencia de ello, medítalo en tu fuero interno, y saca tus propias conclusiones, no sólo me escuches y ya ¿ok?

Entonces, como no eres capaz de hacer frente a la situación, piensas, bueno pues ¿cómo puedo dejar de sufrir?, ah, ya sé, dejando de sentir emociones, o dejando de ofenderme, o conectándome a mi esencia que como es pura, no se ofende. ¿Ves?

Y entonces tratas de meditar, a ver si consigues llegar a un estado de conciencia que esté por encima de este cuerpo emocional y egóico en el que vives tu experiencia humana. O tratas de fingir o de convencerte a ti mismo de que el ofendido es tu Ego, no tú que eres puro y verdadero, que todo lo que sientes es una ilusión de tu Ego, que a ti nadie te ofendió en verdad (a pesar de que igual tu jefe o tu pareja te están faltando al respeto o te están engañando). Peor aún, reprimes tus enfados o tus quejas. O empiezas a darle pelota a la Ley del Espejo, etc. Lo malo es que haciendo todo eso es muy improbable que logres encontrar paz interior, más bien te encontrarás con… ¡Hulk! ;D

Y lo peor de todo no es encontrarte con Hulk, lo peor de todo es que, al fingir no ofenderte, al tragarte tus enfados, al no quejarte ni hacer nada para cambiar las cosas (porque claro la culpa no la tiene el afuera, la tiene tu Ego), al final consigues lo que querías: no enfrentar esa situación.

Y el problema de no tomar la riendas de tus conflictos, es que te estás perdiendo la oportunidad de madurar y crecer con esa experiencia. Porque al final, si lo piensas, solo crecemos y nos expandimos cuando sufrimos. Es el malestar el que nos hace salir de nuestra zona de confort y ampliar nuestras capacidades y habilidades de respuesta. Y es el dolor el que te ayuda a madurar y encajar experiencias difíciles.

Por tanto, recuerda, no se trata de luchar con tu Ego ni de conectar con… nada. Se trata de aprender a encajar las cosas que pasan en la vida, y para eso no hace falta luchar contra tu Ego, ni conectarte con ninguna esencia. Hace falta madurar: esto es, encajar los golpes, aprender de las experiencias que te hacen sufrir y enfrentarlas con mayor perspectiva la siguiente vez, fruto de ese aprendizaje. Ni Ego, ni esencia, ni pepinillos. Sólo tú y tus ganas de tomar decisiones para resolver tus conflictos.

 

De la misma manera cuando te dicen:

Olvidarte de ganar. Olvídate de tener razón. Olvídate de tener más. 

De nuevo r puedes entrever como lo que se busca es culpar a tu Ego de tener deseos, o necesidades individuales, y solucionar así tu frustración por no ganar, o tu sufrimiento por no tener lo que quieres o necesitas.

Entonces, al igual que tus sentimientos, si te despojas de tus necesidades y deseos particulares, te despojas del sufrimiento.

Y aquí viene el otro gran problema: si haces esto, tus necesidades van a seguir ahí, tu frustración por no tenerlas satisfechas también y, por tanto, tu paz interior seguirá sin llegar.

Eso sin pensar en las consecuencias paralelas: Quedarte atrapado en la inacción y el estancamiento en tu vida. Dejar de dar tu opinión y, por tanto, dejarte manipular por otros “egos” o dejar que otros tomen decisiones por ti.

Si, por ejemplo, ahora mismo desearías otro trabajo u otro tipo de vida, porque tu vida no te satisface, ¿qué sentido tiene que intentes “no desearlo”? Desearlo es la fuerza creativa e inspiradora que te llevará a evaluar tus opciones, trazarte un plan, tomar decisiones y lograr cambiar tu vida. Fingir no desear algo que deseas, y que quizás incluso, necesitas, lo único que hará es llevarte a más malestar, más sufrimiento, y a luchar con más fuerza aún contra tu Ego, en un bucle sin fin.

 

Entonces, ¿qué hacer?

4. ¿Cómo aprender a relacionarte con tu Ego desde otro lugar?

En lugar de tratar de eliminar a tu ego o aniquilarlo, como si fuese un enemigo que combatir. Puedes ampliar tu perspectiva con todo lo que hemos desarrollado en este video hasta ahora y comprender así, que lo que simbolizan estos desarrollos espirituales con estas expresiones de “lucha contra tu ego” es que aprendas a convivir con esa tensión que existe entre tus necesidades individuales y los códigos morales que nos sirven para vivir en sociedad, así como, aprender a tomar las mejores decisiones, según la información de que dispongas en cada momento en particular.

¿Y como se consigue esto?

 

  1. Pues a través del auto-conocimiento, que te ayudará a auto-liderarte para que puedas tomar las riendas de tu vida. Porque no hay nada de malo en amarte a ti mismo y ponerte en primer lugar; siempre que no veas la realidad de forma obtusa, y que recuerdes mirar a tu alrededor y a los otros.

 

  1. Busca atender tus propias necesidades y deseos. Y hazlo evaluando en cada momento si eso que necesitas o deseas, es realmente importante para ti o para este momento de tu vida, y si es así, ¡ve a por ello!

 

  1. Practica Inteligencia Emocional. Aprende a encajar tus sentimientos. A funcionalizar tus frustraciones, tus enojos, tus quejas. Aprende de tus reacciones “egóicas”, descifra qué hay detrás, algún deseo reprimido, algún limite pendiente de ser marcado, alguna experiencia no digerida. Sé curioso ahonda en tu interior, conócete y busca comprenderte, para luego actuar. Actuar poniendo límites a los demás. Actuar cerrando etapas o cerrando relaciones que ya no tienen sentido para ti, porque no es tu Ego el que tiene la culpa, sino simplemente que esa relación ya no tiene ningún sentido, ¡y punto!

 

  1. Aprende a gestionar tus conflictos, sin huir del dolor o de la frustración, sin buscar atajos mágicos o espirituales, sino enfrentando las situaciones, por más que escuezan. Porque sólo así podrás crecer. Sólo así podrás madurar, y sólo así irás adquiriendo esa perspectiva que necesitas para vivir realmente con más paz interior y bienestar. La paz deriva de la madurez, no de la magia.

 

  1. Y por supuesto, sal de tu zona de confort. Si ya no soportas alguna situación o relación en tu vida, busca soluciones, salte de ahí, haz algo. Muchas veces caemos en querer conectarnos con nuestra esencia o en eliminar nuestro ego, en un desesperado intento de dejar de estar mal, pero sin hacer nada al respecto. Es como buscar una apagar un incendio que está ocurriendo en tu cocina, haciendo una renovación de la pintura de tu salón, ¡no tiene ningún sentido! O sea, tu esencia (si es que existe) no te va a rescatar de tu malestar, ni luchar contra tu Ego, es decir, contra ti mismo, va a hacer que tu trabajo te encante o que tu pareja cambie. Lo que te quita paz interior no es tu Ego… lo que te quita paz es no ocuparte de tus conflictos, no saber poner límites, no saber salir de tu zona de confort y toma las riendas de tu vida.

 

Y así, mi querido buscador de sentido, en poco tiempo, empezarás a disfrutar de mayor libertad, autenticidad, flexibilidad ante las circunstancias cambiantes, más confianza en ti mismo y mejores resultados en todos los aspectos de tu vida. Y además… justo cuando dejas la lucha… llega la paz 😉

 

¡¡¡¡Nos vemos en el próximo video!!!

 

 


 

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¡¡¡Te leo en comentarios!!! 🤗

Sandra.

 

 

Soy Sandra González y quiero ayudarte a dejar atrás las dudas, la indecisión y el estancamiento en el que te encuentras.

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