¿Qué pasa cuando quieres hacer algo que sabes te hará mucho bien, pero no sabes Cómo Motivarte y No Tienes Ganas de Hacer Nada?👇🏻👇🏻
Cuando empecé a trabajar, mi día a día se convirtió en una rutina en la que no había espacio para el deporte o la actividad física. Sabía que necesitaba empezar alguna rutina de ejercicio semanal, pero por alguna razón no tenía ganas de hacer nada.
Y es que cuando algo te apasiona todo es muy fácil, porque la motivación está ahí siempre acompañándote y te permite ser muy constante.
Pero, ¿qué pasa cuando quieres hacer algo que sabes te hará mucho bien, pero no tienes motivación ni ganas de hacer nada?
Y es más, ¿qué puedes hacer para aprender a disfrutar de las cosas difíciles y tareas aburridas? ¿Y cómo hacer para que pasen a formar parte de tu vida diaria?
Bien pues, en este video te cuento las dos grandes claves que me ayudaron a conseguirlo. La primera tiene que ver, más bien, con un cambio de mentalidad y trabajo interior. Y la segunda es más bien de tipo práctico y estratégico.
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Transcripción del Video:
«Cómo Motivarte Cuando No Tienes GANAS DE HACER NADA 🚀«
Mi pasión de adolescente, era montar a caballo. Si, fui amazona durante unos cuantos años desde los 13 hasta los 24. Y por aquel entonces, ir a montar era una obsesión y como tal se convirtió durante años en mi prioridad número 1 en mi día a día, aparte de ir a clases y estudiar, obviamente.
Daba igual lo cansada, perezosa o desganada que estaba. Siempre lograba encontrar la motivación para ir al club y pasarme allí la tarde rodeada de caballos.
Sin embargo, terminada esa etapa. Me quedé de pronto “sin pasión”. Empecé a trabajar y mi día a día se convirtió en una rutina en la que no había espacio para el deporte o la actividad física. Sabía que necesitaba empezar alguna rutina de ejercicio semanal, pero por alguna razón no tenía ganas de hacer nada.
Y es que cuando algo te apasiona todo es muy fácil, porque la motivación está ahí siempre acompañándote y te permite ser muy constante. Pero, ¿qué pasa cuando quieres hacer algo que sabes te hará mucho bien, pero no tienes motivación ni ganas de hacer nada?
Recuerdo que uno de mis primeros intentos de rutina de ejercicio consistió en empezar a ir al gimnasio 2 veces por semana. Me apunté a clases de step y aerobic, y si alguna vez lograba ir por 2 semanas seguidas, luego faltaba durante 1 mes.
El caso es que, realmente si quería hacer deporte, porque tenía apenas 26 años y soñaba con tener un cuerpo de nadadora a lo Alexandra Paul en los Vigilantes de la Playa, pero no lograba ser consistente con mis intentos de rutina.
Te cuento todo esto por si tú también estás tratando de conseguir algo que sabes será muy bueno para ti, pero por alguna razón no encuentras motivación para lograrlo. Bueno pues, ahora ya lo sabes, yo también pasé por eso.
Sin embargo, después de hacer unos cuanto ajustes, he de decirte que si logré tener una tremenda constancia para ir al gim a nadar cada semana durante mi década de los 30. Todo gracias a un cambio de mentalidad que me permite llevar a mi cerebro a que le guste hacer cosas que en realidad resultan difíciles o aburridas. Y ahora ya, no solo te hablo de ejercicio físico, sino también de cualquier otra cosa que me proponga hacer en otras áreas de mi vida.
EL GRAN SECRETO
El gran secreto fue dejar de tratar de motivarme imaginándome el objetivo final, y en lugar de ello aprender a disfrutar del proceso.
¿Estoy diciendo entonces, que es malo visualizar tu objetivo final? Tal vez.
Pero, ¿Acaso no es así cómo se suelen perseguir la metas? Proyectándote al futuro e imaginándote que ya lo has logrado y disfrutando de esa imagen de cuerpo de playa perfecto para motivarte a hacer ejercicio, por ejemplo?
Lo cierto es que… No. Porque entonces, el gran problema al que tendrás que enfrentarte es el hecho de que hay una enorme diferencia entre lo que vas a sentir fantaseando con ese físico de vigilante de la playa, y lo que se siente realmente en el gimnasio cuando estás realizando esa clase de aerobic a la que te has apuntado.
Son sensaciones completamente diferentes. Fantasear con tener el cuerpo que te gustaría tener, se siente increíble. Sin embargo, ir al gym es muy cansado, te pones rojo, sudas, te falta el aire, te sientes pesado. Y además, puede resultar muy aburrido, especialmente cuando te subes a la bicicleta estática que, para mi, es de lo más aburrido.
Este es el primer problema.
El segundo problema al que te enfrentas cuando tratas de motivarte a través de esa imagen ideal de ti mismo, es que siempre estará muy lejos de tu ahora. No importa cuanto fantasees con esa idea, por más que pase el tiempo, nunca sentirás que has llegado a tu meta.
E incluso, si hipotéticamente alcanzaras el objetivo, seguramente al poco tiempo empezarías de nuevo a dejar de ser constante, volver a tus malos hábitos y todo podría derrumbarse de nuevo.
Porque, hacer ejercicio por ejemplo es algo que debes seguir haciendo, aún cuando hayas alcanzado tu meta. Es algo diario. Debes seguir moviéndote y amar hacer ejercicio, a diario.
Entonces, para que funcione, lo que necesitas es:
Encontrar placer y plenitud en eso que haces, en tiempo presente.
Es decir, mientras lo estás haciendo. Eso es lo que te permitirá generarte tu propia auto-motivación para hacerlo de forma constante. Y además, lograr entrar en ese estado maravilloso, que a mi personalmente me encanta, lo que se llama: “El estado de flujo”, que es cuando pierdes la noción del tiempo y el esfuerzo haciendo alguna tarea.
Bien, entonces, vamos a recapitular. ¿Estoy diciendo que es malo tener metas u objetivos grandes o a largo plazo? No, para nada. Los objetivos son maravillosos para generarte un sentido de dirección, y que sepas hacia donde quieres ir, tanto en tu vida personal como profesional.
Y lo bueno de los objetivos, sobre todo los que son a largo plazo, es que funcionan como una brújula. Porque te permiten tener una referencia clara que te ayuda a tomar decisiones acertadas.
Ahora bien, una vez tienes esa dirección, y debes pasar a ocuparte de las cosas de tu día a día, no es en el objetivo final en lo que debes enfocarte. Sino en disfrutar al máximo de tu presente.
Y aquí llega la gran pregunta:
– Pero, ¿qué puedo hacer para aprender a disfrutar de las cosas difíciles y tareas aburridas? ¿Y cómo hago para que pasen a formar parte de mi vida diaria?
Bien, pues aquí van las dos grandes claves que me ayudaron a conseguirlo. La primera tiene que ver, más bien, con un cambio de mentalidad y trabajo interior. Y la segunda es más bien de tipo práctico y estratégico.
Vamos con la primera clave.
1. CAMBIA TU IDENTIDAD
Fíjate en esto. Cuando piensas en “tengo que ir al gim a hacer ejercicio, y cumplir con mi meta de este año de hacer más deporte” ¿Crees que te va a apetecer ir? Probablemente no.
Porque lo que te estás diciendo a ti mismo es que no eres una persona deportista, y por eso debes obligarte a empezar a hacer deporte.
De lo que se trata aquí es de re-encontrarte en tu interior con esa parte de tu identidad que si es deportista, que si siente que hacer deporte a diario y ser una persona activa es genial, y que te identifiques con ello.
Cuando te dices a ti mismo: “Tengo que ir al gym, pero hoy no es un buen día, estoy cansado, ¿qué hago? ¿me quedo en casa por esta vez?
Lo que te estás diciendo a ti mismo es: no soy una persona activa, sino una persona inactiva y perezosa que anhelaría ser una persona activa.
¡Y quizás no sea cierto! Quizás resulta que eres una persona a la que le gusta moverse, pero alguna razón te has olvidado de quién eres. A mi me pasó justo eso, cuando dejé de montar a caballo.
Entonces, si constantemente te dices cosas a ti mismo como que no ERES constante, no ERES deportista, no ERES disciplinado, vas a actuar como tal. Porque tu cerebro siempre va a tratar de ser consistente con la identidad que ostentas en cada etapa de tu vida.
Y ojo, porque no estoy diciendo que te auto-engañes intentando hacerte creer a ti mismo que eres el mayor deportista de todos los tiempos. No, no, no.
Lo que trato de explicarte, es que si ahora mismo estás pensando en hacer ejercicio, es porque dentro tuyo, hay un aspecto de tu personalidad que se identifica con esto. Se trata de que re-conectes con esa parte de tu identidad que ya tienes y vuelvas a identificarte con ella.
Así pues, lo que yo hice fue ahondar en mi interior. Me pregunté a mi misma: ¿es importante para mi tener una vida activa? Y mi respuesta sincera fue Si. ¿Y qué clase de persona activa soy? Y de pronto me salió una respuesta que no esperaba. Me dije: Yo soy de esas personas que van a la piscina a nadar todas las semanas. Porque me encanta estar en el agua, disfrutar de la ingravidez y de la ligereza que te da flotar en la piscina.
Y ahí, de repente me dije: Anda! Claro si, me encanta todo esto. Y es una muy buena manera de cuidar mi espalda. Eso es, yo en el fondo soy una persona activa que le gusta ir a la piscina cada semana porque hacer deporte es algo importante para mi.
Así pues, recuerda, lo que quieres es re-conectar con esa parte de tu identidad que es activa y para la cual hacer ejercicio diario es algo importante en la vida. Es lo que haces cada semana.
Esta re-identificación, elimina una tonelada de resistencia mental en ese momento en el que toca irte hasta el gim.
Y lo bueno, es que puedes usar este método para cualquier otra cosa, por ejemplo para leer más.
Si constantemente te dices a ti mismo: – “ains, debería leer más para saber más cosas, aprender nuevos puntos de vista y tener más éxito en la vida”. Obviamente no vas a estar en el estado mental adecuado para disfrutar de tu ratito de lectura.
Pero si te tomas unos días para ahondar en tu interior y re-encontrarte con esa parte tuya, a la que quizás de niño le gustaba leer. O que de adolescente disfrutó muchísimo con un libro que leyó en el instituto, entonces te re-encontrarás con esa parte tuya que realmente disfruta leyendo libros. Y será mucho más probable que encuentres momentos a diario o semanalmente para ponerte a leer sin esfuerzo.
Entonces, para resumir esta primera clave recuerda. No se trata de imponerte rutinas o tareas diarias. Se trata de re-encontrarte con esa parte tuya que disfruta de esas rutinas o tareas que son importantes para ti y en las que encuentras algún tipo de disfrute. Porque, si lo piensas, uno disfruta mucho de hacer a diario eso que se ES en realidad.
Bien, la siguiente clave es un poco más práctica y menos mental.
2. AGRUPA TUS HÁBITOS O TAREAS.
De lo que se trata es de emparejar un hábito o tarea ya existente, que ya estás acostumbrado a hacer de forma automática cada día, o cada semana, con otro hábito o tarea que quieres empezar a hacer a partir de ahora.
Entonces, por ejemplo. Yo disfruto mucho de mi cafecito de media mañana, cuando me tomo un descanso de trabajar delante del ordenador. Es mi momento de relax, de pequeña desconexión y de despejar mi mente para poder seguir después siendo productiva con mi jornada. Y no me lo salto nunca.
¿Tengo una pequeña adicción al café? Si, la tengo. ¿Podría sustituirlo por té matcha? Si, podría, y lo estoy empezando a hacer. Pero eso te lo contaré en un próximo video 😉
El caso es que disfruto mucho del aroma y sabor a café y no me salto nunca ese momento. Así que decidí aprovechar para emparejarlo con otro hábito que quería empezar a instaurar en mi vida.
Así que decidí combinar mi momento café de media mañana con el mantenimiento del orden en mi casa. Así fue cómo conseguí tener una casa más ordenada a diario. Todas las mañanas, cuando hago mi descansito y pongo mi cafetera a funcionar, aprovecho para recoger y ordenar mi salón (que es dónde tengo mi cafetera). Coloco los cojines del sofá en su lugar. Y retiro las cosas que mi chico y yo solemos dejar tiradas sobre la mesa la tarde anterior.
Después, empiezo a tomar mi café, y entre sorbito y sorbito me doy una vuelta por el resto del piso. Recogiendo u ordenando todo aquello que no está en el lugar que le correspondería.
Así consigo un 3 por 1. No sólo despejo mi mente, porque dejo de pensar en el trabajo. Sino que además, mantengo mi casa ordenada, y muevo y estiro un poco el cuerpo, lo que me permite no estar tanto tiempo sentada en las mañanas. Y aún por encima disfruto de mi cafecito rico.
Y lo mejor de todo, es que al final empiezas a acostumbrarte a ordenar cada mañana tu casa, tanto si tomas café, como sino. Yo lo hago así, pero tú lo puedes usar para conseguir lo que quieras. Como leer más. Si por ejemplo, dejas siempre un libro cerca de tu cafetera, acabarás por dedicar tu ratito del café a leer unas páginas. O quizás lo que quieres es aprender un idioma, bueno, pues lo mismo, mientras tomas tu café te pones el audio de tu clase de inglés o alemán.
Así, tanto ordenar, como leer, como ponerte con tu tarea de aprender inglés, se vuelve mucho más natural, e incluso agradable para ti.
Esto de verdad, funciona.
Lo cierto es que la agrupación de hábitos funciona muy bien también cuando estás tratando de desarrollar el hábito de ir al gimnasio o hacer ejercicio.
Tengo una alumna en Mañanas Conscientes que puso en práctica esto mismo con muy buenos resultados. Como le encanta escuchar música por las tardes para desconectar y disfrutar, decidió aprovechar ese momento de escuchar música para salir a caminar todos los días.
Y tú también puedes hacer algo parecido. Por ejemplo, puedes permitirte escuchar tu lista favorita de Spotify solamente mientras estés en el gim, o mientras haces tu sesión de pilates o tu paseo diario.
Así es como yo me animo a limpiar a fondo mi cuarto de baño cada fin de semana 😉 A mi me encanta The Weeknd, adoro su música, y cuando lo pongo a tope en mi casa, no veas como le doy a la esponja ¡jajajaja! Así es cómo comencé a hacer de forma mucho más constante tareas aburridas o que me daban mucha pereza. Y te animo a que lo pruebes tú también. Verás cómo tu forma de ver y enfrentarte a ese tipo de tareas empieza a cambiar y a ser mucho más positiva.
Muy pronto disfrutaras de hacer ejercicio, o de leer, o de aprender inglés, o de limpiar y ordenar tu casa, por cómo te hará sentir.
CONCLUSIÓN
Así que, en resumen, para motivarte a hacer cosas difíciles o aburridas, cuando en realidad no tienes ganas de hacerlo, no trates de enfocarte a diario en fantasear con una visión futura semi-surrealista, a la que quizás nunca vas a llegar.
En su lugar, re-conecta con esa parte de tu identidad que te facilitará disfrutar de lo que quieres hacer, y utiliza la agrupación de tareas para que el proceso te resulte todavía más fácil de realizar.
Y si ahora mismo, te cuesta comprometerte con tu gran objetivo de reinventarte profesionalmente, recuerda que puedes descargarte gratis mi Guía del Pro con claves y ejercicios que te ayudarán a conocerte mejor y saber cómo empezar, pasito a pasito a cambiar tu rumbo profesional, para que consigas realizarte y ser más feliz con tu vida.
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Recuerda también que puedes dejarme tu comentario en caso de que quieras sugerirme algún tema para próximos videos o quieras compartirme alguna duda o pregunta que quieras hacerme. Como siempre, te envío un grandísimo abrazo y nos vemos en el próximo video, ¡bye bye!
Sandra.
Soy Sandra González y quiero ayudarte a dejar atrás las dudas, la indecisión y el estancamiento en el que te encuentras.
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