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Por qué tenemos Remordimientos

Nota: Este post es una traducción del artículo Why We Have Regret de Léo Babauta. Por tanto, es él quién se expresa como “yo” a continuación.

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Todos hemos escuchado la frase: «los remordimientos no sirven de nada!», que generalmente se dice cuando estás a punto de hacer algo que puede ser peligroso.

Y sin embargo, por muy atractiva que pueda parecer la filosofía del «vivir sin remordimientos», no siempre es tan fácil.

Tenemos remordimientos por las oportunidades perdidas.

Tenemos remordimientos por las cosas que nos hacen parecer tontos.

Tenemos remordimientos por no haberle dicho a alguien que le queríamos antes de su fallecimiento.

Tenemos remordimientos por no haber utilizado más sabiamente nuestro tiempo, de no haber conseguido más cosas.

Tenemos remordimientos por procrastinar, por no haber integrado mejores hábitos, por comer demasiados dulces, por no escribir esa novela que siempre quisimos escribir, por no leer todos los libros que hemos previsto leer, por no dominar el ruso o el ajedrez o las artes marciales.

Tenemos remordimientos por tener malas relaciones, o por haber cometido errores en una relación pasada.

Si, cometemos errores, y a veces eso puede consumirnos.

 

Por qué tenemos remordimientos

Para decirlo de forma simple, nos arrepentimos de las elecciones que hacemos porque nos preocupan las otras elecciones que deberíamos haber hecho.

Pensamos que deberíamos haber hecho otra cosa, pero no lo hicimos. Deberíamos haber escogido una pareja mejor, pero no lo hemos hecho. Deberíamos haber aceptado ese trabajo más apasionante y a la vez ariesgado, pero no lo hemos hecho. Deberíamos haber sido más disciplinados, por no lo fuimos.

Nos arrepentimos de esas elecciones, que pertenecen al pasado y no pueden ser cambiadas, porque las comparamos con un camino ideal que pensamos deberíamos haber cogido. Tenemos una idea de lo que pudiera haber sido, si solamente hubiesemos hecho una elección diferente.

El problema es que no podemos cambiar esas elecciones. Así que comparamos constantemente la decisión incambiable que hemos hecho con este ideal. Con esta fantasía. Esto no puede cambiarse, no ocurrirá nunca y tampoco el ideal en si mismo. Pero gira y gira en nuestra cabeza aún.

¿Por qué no podemos deshacernos de ello? ¿Qué es tan importante para que no podamos dejar de darle vueltas y vueltas?

 

Por qué pensamos sin cesar en nuestros arrepentimientos

Me di cuenta de que me costaba no pensar en una mala elección, por causa del conflicto que este generaba con mi identidad personal.

Todos tenemos esa idea de quiénes somos: somos buenas personas. Quizás somos inteligentes, o competentes, o tenemos buen corazón. Hacemos las mejores elecciones de las que somos capaces, evidentemente, porque somos buenas personas. Incluso si dudas de ti mismo y tienes una mala imagen de ti, probablemente pienses que en el fondo eres una buena persona.

Y por ello cuando alguien ataca esta identidad – insulta tus competencias, te llama mentiroso, te dice que eres un tramposo – ¡eso duele! Te enfadas y te pones a la defensiva. No dejas de pensar en esta ofensa.

Y cuando creemos que hemos cometido un error, esto también es un ataque contra esta identidad. Hemos hecho una mala elección… ¿por qué no hemos podido escoger mejor y ser una mejor persona? Esta mala decisión entra en conflicto con la idea de que somos una buena persona.

Entonces le das vueltas y más vueltas al problema, sin resolverlo. No hay modo alguno de resolver ese problema, porque una mala elección no puede cambiarse y así no puedes resolver el conflicto con tu identidad personal.

 

Cómo deshacerse de los remordimientos

Examinando las razones por las cuales tenemos remordimientos, y por las cuales es dificil dejarlos ir, podemos ver algunas causas-clave de las que podemos ocuparnos:

  1. Comparamos las elecciones pasadas con un ideal.
  2. Tenemos una identidad que entra en conflicto con la idea de hacer una mala elección.

Estas dos causas giran en torno a ideales, que no son reales sino fantasías en cuanto a la manera en que nos gustaría que se desarrollara la realidad. Estos ideales no sirven para nada y nos causan ansiedad.

Por tanto, la clave está en deshacerse de esos ideales, y aceptar la realidad.

He aquí la realidad de estas dos causas-claves:

  • La elección que hemos hecho en el pasado está hecha, y no podemos cambiarla. Y de hecho hay cosas buenas en esa elección, si eres capaz de verlas. El simple hecho de hacer una elección es ya de por si increíble, así como estar vivo, aprender de tus experiencias, estar acompañado por personas realmente maravillosas, etc. Y puedes estar satisfecho de tus elecciones y verlas como «bastante buenas» en lugar de esperar siempre las decisiones perfectas. Algunas elecciones serán estupendas, otras no serán perfectas, y puedes aceptar todo este abanico de elecciones que haces.
  • No siempre eres buena persona, y en realidad tu identidad puede englobar todo un abanico: a veces somos buenos, a veces no, y a veces estamos entre ambas posturas. Cometes errores, haces cosas buenas, eres precabido, eres egoísta, eres honesto, a veces no eres tan honesto. Eres todo esto, y por tanto hacer una mala elección no entra en conflicto con esta identidad personal, más flexible (y más realista).

Es mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero cuando estás obsesionado por elecciones del pasado, puedes:

  1. reconocer que has entrado en este escenario
  2. ser consciente de que hay un ideal con el cual estás comparando tus elecciones y a ti mismo,
  3. deshacerte de esos ideales perfectos y aceptar una realidad más amplia.

 

Se trata de un entrenamiento constante, pero esto te ayuda a no buscar la perfección, a no revisar constantemente tus elecciones del pasado, sino más bien a encontrar satisfacción en lo que has hecho y concentrarte en lo que haces en este momento.

Los remordimientos forman parte de la vida, que los queramos o no, que seamos conscientes de tenerlos o no. Pero buscando la causa de esos remordimientos, y aceptando una realidad más extensa, podemos aprender a estar satisfechos de nuestras elecciones, más contentos con nuestro pasado y también de nuestro presente.

Y es una elección de la que no te arrepentirás.

 

Nota by Sandra Gonzalez

Los remordimientos, la culpa, el arrepentimiento, son sensaciones que tienen su función, y que bien usadas pueden ser muy positivas en tu proceso de crecimiento personal.

El problema viene cuando en lugar de aprender de cada situación en la que sientes algo de culpa, vas cargando con más y más remordimientos, llenando tu mochila emocional de nefastos pensamientos que no pueden más que bloquearte a la hora de sentirte bien contigo misma/o y con los demás.

Me ha gustado mucho este artículo de Léo porque te ayuda a ver más allá, esto es, a tomar conciencia de cómo tu mente tergiversa todo lo que ocurre a tu alrededor si no te mantienes consciente en todo momento.

 

 


foto twitter

Soy Sandra Gonzalez, experta en Autoconfianza y Motivación Laboral. Ayudo sobretodo a mujeres trabajadoras a sentir más seguridad en si mismas para que logren recuperar la motivación y el bienestar en su trabajo, mientras aprenden a alejarse del agobio, las preocupaciones y el estrés propios del entorno laboral.

Si quieres aprender pasos para la reduccion del estres, y a adquirir una nueva mentalidad más saludable, mira aquí lo que tengo preparado para ti 🙂


 

 

Un abrazo!

Sandra.

Imagen: Fotolia – © TristanBM
 

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