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Encontrando paz en la incertidumbre

Nota:  este post es una traducción del artículo Finding Peace with Uncertainty, de Léo Babauta. Por tanto, es él quién se expresa como «yo» a continuación.

mujer miedoEl miedo a un futuro incierto: puede impedirte hacer grandes cosas, y puede hacer incluso que te aferres a cosas que te hacen daño. Por ejemplo:

 

 

 

 

 

  • podrías estar enganchado al desorden por razones de comodidad y seguridad, aunque el desorden te provoque ansiedad y te cueste mucho dinero,
  • podrías tener un empleo que no te gusta, porque tienes miedo de lanzarte ya que tienes miedo de fracasar,
  • y podrías no viajar a un país que no te parece familiar porque no sabes lo que pasará, y con ello perderte una experiencia que pudiese cambiar tu vida.

Es justo la manera en que, el miedo a un futuro incierto, puede empezar a afectar tu vida.

Un lector me ha preguntado recientemente «cómo estar en paz con la incertidumbre, cómo deshacerse del miedo al futuro». Es una pregunta excelente, porque todos debemos gestionar este miedo. Cada uno de nosotros.

 

Qué ocurre aquí

¿De dónde viene el miedo a la incertidumbre y al futuro? Podría parecer una pregunta estúpida, pero si lo piensas, no hay nada intrínsecamente aterrador en el futuro en si, a pesar de que no sepas qué va a pasar. No tiene por qué ser más penoso o desastroso de que lo que ya está siendo tu presente – simplemente lo parece.

Piensa en esto: las probabilidades de que te encuentres inmerso en un accidente de tráfico son las mismas hoy que mañana. Las posibilidades de que te ocurra algo negativo la próxima semana son las mismas que esta semana.  El que te ocurra algo genial el próximo mes, es igual de posible hoy.

Así que ¿Por qué es tan aterrador? ¿Por qué el hecho de no saber asusta tanto? ¿Si tiras un dado y no sabes lo que pasará, resulta por ello aterrador? No, no es «el hecho de no saber» lo que plantea un problema… es lo que podría aparecer en ese dado lo que te provocará dolor, sufrimiento y sensación de fracaso.

Y este dolor imaginado no es un malestar físico (la mayor parte del tiempo no tenemos un malestar físico)… es el miedo a la pérdida o al cambio. Nos sentimos cómodos en ese cascarón que nos hemos construido alrededor de nosotros mismos – esa rutina, esas posesiones, esa gente que conoces, y esos lugares que te resultan familiares y seguros. Perder este entorno confortable, y dirigirse a un lugar en el que te sientes vulnerable, en el que podrías fracasar, y dónde podrías no ser lo suficientemente bueno, es duro y aterrador.

Nos aferramos a esta cómoda idea de cómo deberían ser las cosas, pero por supuesto acabarán por cambiar, y sentiremos sufrimiento a causa de este cambio.

El cambio en si mismo no es el problema; es más bien el hecho de luchar en contra del cambio, de tener miedo al cambio, de no querer que las cosas sean diferentes.

 

Cómo gestionar la incertidumbre

Así que la respuesta es gestionar adecuadamente la incertidumbre. Si eres capaz de gestionar cosas nuevas, tal como llegan, sea cual sea su nivel de dificultad, entonces no sientes miedo. El cambio en si mismo se convierte en algo cómodo.

Si somos capaces de sentirnos cómodos frente al cambio, deja de ser aterrador. Podemos entonces abrazarlo y disfrutarlo. Puedes ver esto en las personas que calificas de «aventureras»; buscan nuevas experiencias, porque saben que todo irá bien, y esto puede ser increíble. (Ten en cuenta que esto es diferente a ese tipo de «aventurero» que transforma la excitación o adrenalina en su zona de confort – cuando pierden esta excitación, sienten malestar con este cambio)

¿Entonces cómo gestionar bien el cambio? Algunas sugerencias que me han funcionado (aún estoy aprendiendo):

  • Intenta algo nuevo, pero pequeño y seguro. Las cosas nuevas pueden asustar porque tenemos miedo de estrellarnos. Pero si es algo pequeño – aprender a hacer malabarismo con los cojines del salón, aprender a tener equilibrio sobre una cuerda que está muy cerca del suelo, o escuchar un podcast para aprender un idioma, por ejemplo; no es tan aterrador. No hay ningún riesgo de que te lastimes. Y cuanto más lo hagas en pequeñas etapas que no te asustan, más confianza tendrás en que las cosas nuevas no son dolorosas.
  • Cuando falles, no lo veas como un fracaso doloroso. Si haces cosas nuevas, llegará un momento en que cometerás un error, o  te equivocarás, «fracasarás». Son palabras asociadas a cosas negativas, como el dolor o el sufrimiento, en su lugar, comienza por ver esos errores y eso «fracasos» como algo positivo; es la única manera de aprender. Fracasar es un medio para ser mejor en alguna cosa, para evolucionar, para hacerte más fuerte.
  • Observa el cambio como una oportunidad y como algo maravilloso. El cambio puede implicar salir de tu zona de confort, y perder algunas cosas (o a alguien) que quieres, pero es más que eso: es procurarte algo nuevo e increíble, una nueva oportunidad de explorar, de aprender, de reencontrarte con personas y de reinventarte. Cuando el cambio llega, busca lo maravilloso que hay en el, las nuevas puertas que se abren.
  • Preguntate ¿cuál es el peor escenario posible? Si te dices a ti mismo, que estás saliendo de la comodidad de tu entorno, que dejas atrás la seguridad… esto puede asustarte, pero si piensas qué  podría ser lo peor, generalmente no es tan terrible. Si acabas de perder todo lo que tienes en una catástrofe, ¿hasta qué punto podría ser perjudicial? ¿Cómo lo gestionarías? ¿Qué oportunidades se generarían? ¿Qué cosas nuevas cosas podrían sugir de esta hoja en blanco?
  • Desarrolla una caja de herramientas frente al cambio. Aprende a gestionar los cambios, sean cuales sean. Ten un plan de prevención si las cosas se derrumban. Ten una familia y amigos a los que acudir. Desarrolla habilidades que te permitan tener un empleo o de crear un negocio pase lo que pase con tu empleo actual o económicamente. Aprender formas de conseguir amistades en el extranjero, de encontrar una dirección en una ciudad desconocida, de sobrevivir con poco. Con semejante caja de herramientas, podrás sentir la confianza de gestionar adecuadamente casi todo lo que se te presente.
  • Hazte consciente de tu apego. Date cuenta de que cuando sientes miedo o dolor es porque estás aferrado a algo. ¿A qué te aferras? Habitualmente es solo una idea – la imagen de ti con una pareja romántica, o una imagen de quien eres. Sé consciente de lo que está pasando.
  • Observa los inconvenientes del apego. Una vez hayas identificado con mayor claridad tu apego, observa el sufrimiento que deriva del mismo. Si te aferras a cosas que posees, mira el espacio que ocupan, y el alquiler a mayores que te supone… observa la energía mental que sobreviene de vivir con todo montón de cosas, el dinero que te has gastado para ello, la falta de espacio que supone. Todo aquello a lo que te apegas tiene un inconveniente – sólo le ves el lado bueno, y por tanto quieres seguir aferrándote a ello.
  • Experimenta el disfrute a lo desconocido. Cuando llega algo nuevo que no esperamos, solemos verlo como negativo. ¿Pero podemos resignificarlo de manera más positiva? El no saber qué puede llegar, significa que somos libres y que las posibilidades son infinitas. Puedes inventar una nueva vía, una nueva identidad, una nueva existencia. Y puede ser placentero.

 

Fluir con la incertidumbre

Cuando me mudé a San Francisco con mi mujer y mis hijos en 2010, esto era aterrador para nosotros. Eva y los niños tenían bastante miedo porque dejábamos atrás todo nuestro confort, llegábamos a un sitio en el que contábamos con una red de seguridad muy pequeña, y no conocíamos nada. Era aterrador para mi porque yo era responsable de estas jóvenes vidas y no sabía ni idea del modo en que iba a actuar.

Sin embargo, pude ver también alegría en esta nueva experiencia, e intenté verlo como una aventura para mi mujer y mis hijos. Desde esta conciencia, abrazamos esta incertidumbre aterradora. No conocíamos el lugar donde íbamos a vivir, no sabíamos la manera en que íbamos a desplazarnos o las camas en las que íbamos a dormir. Y sin embargo, sobrevivimos – encontramos un lugar en el que vivir, exploramos la ciudad, y encontramos nuestro camino. Acogimos el cambio tal y como vino, y fluimos con esta nueva vida que descubrimos con nuestra llegada.

Este ha sido un tema recurrente para mi – navego constantemente en aguas desconocidas:

  • Abandonamos el coche y el ir a pie, y cogimos el transporte publico para desplazarnos a todas partes
  • Decidimos des-escolarizar a nuestros hijos hace unos años
  • Me hice vegetariano, a pesar de ser un ferviente carnívoro
  • Nos llevamos los niños «a lo mochilero» por Europa el verano pasado
  • Dejé mi trabajo cotidiano para crear mi propio negocio en 2008

Sólo es el principio, pero aprendiendo a aceptar el cambio, a tener confianza en mis habilidades de supervivencia pase lo que pase, ya no tengo (tanto) miedo. Por tanto, soy capaz de emprender nuevos desafíos, y de crear cosas nuevas que me hubiera asustado crear hace algunos años.

Aprendí qeu cuando estás inmerso en la incertidumbre, no sabes lo que puede pasar, y por consiguiente debes acostumbrarte al cambio. Esta flexibilidad es una de las herramientas más importante que pudes desarrollar. Cuando el futuro incierto trae algo inesperado en tu camino, lo gestionas sin miedo, sin ansiedad, sin enfado. Respondes en lugar de reaccionar, con equilibrio y calma, con la alegría de saber que todo irá bien, y en ese proceso habrás vivido algo nuevo y bello.

 

CONCLUSIÓN BY SANDRA GONZALEZ

Poco más me queda por añadir a un artículo tan completo y como siempre tan revelador. La autoconfianza y gestión del miedo es un tema que me apasiona, porque creo que es la base sobre la cual se sustenta una vida plena y feliz. Así que te animo a poner en práctica las claves anteriores y deseo que empieces ya a ganar más confianza y bienestar.

 

Y como siempre, si necesitas a alguien que te guíe y ayude en la puesta en marcha de tu plan para ganar más seguridad en ti misma, mira aquí lo que tengo para ti.

 

Un abrazo!

Sandra.

 

 Imagen: Fotolia – © K.- P. Adler

 

 

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