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Resumen. Comunicación No Violenta

cnv marshall rosenbergAprende a comunicarte de manera sincera, clara y cuidadosa, expresando tus necesidades y escuchando las necesidades del otro. Conoce el poder de la empatía y del lenguaje en cualquier situación, personal, laboral, social o política.

Autor: Marshall B. Rosenberg – granAldea Editores – Pág:187

RESUMEN.

COMUNICACIÓN NO VIOLENTA

 

 

INTRODUCCIÓN BY SANDRA GONZÁLEZ

¿Tienes estallidos emocionales cuando las cosas no salen como quieres? ¿Sueles levantarle la voz a los demás o desesperarte cuando alguien hace algo que te molesta? ¿Te cuesta expresar tus necesidades y aclarar tus sentimientos? ¿Tienes una relación complicada con alguna persona o quieres aprender a expresar tu opinión más adecuadamente? Si has contestado si a alguna de estas preguntas, te recomiendo fehacientemente que leas este revelador libro.

Tras empezar a darme cuenta de los magníficos beneficios de la Comunicación No Violenta, no he dejado de recomendarlo en mis sesiones y conversaciones con los demás. «Ojalá hubiera aprendido esta forma de comunicarme antes», pensé al poco de leer este libro. Si quieres conocer una nueva manera de comunicarte con los demás y que además te ayudará a conocerte mejor y a reconciliarte con el resto del mundo: ¡este es tu libro! 🙂

 

 

1. Dar desde el corazón

A través de la CNV (Comunicación No Violenta), puedes comunicarte con los demás de una manera mucho más responsable y libre de juicios. Es una forma de comunicar que te aleja de culpar a los demás o criticarlos cuando no hacen las cosas como tú crees que deberían hacerlas.

A su vez te ayuda a expresarte de una manera mucho más responsable, ya que aprendes a hacer peticiones a los demás desde el corazón, desde la compasión y asumiendo tus propias necesidades (cosa que habitualmente no hemos aprendido a hacer correctamente).

Esta comunicación se basa en la siguiente fórmula:

  1. Observación. Primero aprender a comunicar lo que ocurre de forma objetiva y neutra (sin juicios).
  2. Sentimiento. Segundo, reconocer qué sentimiento te produce una situación o persona en un momento determinado ( al fina y al cabo eres responsable de tus emociones, aunque no siempre sabes exactamente cómo te sientes).
  3. Necesidades.  Tercero, aprender a expresar a la otra persona tus necesidades en relación al tipo de sentimiento que tienes en ese momento (te haces responsable de tus propias necesidades y de expresarlas con claridad a los demás).
  4. Petición. Y por último, descubres cómo proponer a la otra persona una petición o idea que os permita a ambos enriquecer vuestras vidas (de esta manera, eres compasivo contigo mismo y con el otro).

No hay forma de herir a otros con este tipo de comunicación «mucho más elevada», lo que te permite mejorar tus relaciones interpersonales muchísimo. A su vez tomas verdadera conciencia de tus propias necesidades, mientras dejas de esperar que sean los otros los que se ocupen de ti (dejas tu papel de víctima), y elevas enormemente con ello, tu nivel de conciencia.

 

2. La comunicación que bloquea la compasión

La compasión es, según Marshall, un estado natural del ser humano, y con este nuevo tipo de comunicación apoyas esta compasión innata. No obstante con la forma habitual con la que te comunicas, y nos comunicamos la mayoría de nosotros, te alejas de esta compasión a través de:

Los juicios moralistas. Esto es, criticar, comparar, o echar la culpa a otros de tus propias desgracias o necesidades. También incluye insultar, etiquetar y emitir diagnósticos basados en tu necesidad de sentirte mejor en una situación dada, por ejemplo (de quedar por encima).

La negación de la responsabilidad. Esto ocurre cuando utilizas expresiones como «tengo que…» o «me veo obligada a…», que te hacen des-responsabilizarte de tus actos y decisiones. O por ejemplo cuando dices: «me haces sentirme culpable», aquí, eres tú quién está culpando a la otra persona y echando balones fuera.

Las exigencias y el castigo. Ya que implica que hay alguien que está haciendo las cosas «mal», o que «es malvado», lo cual te aleja de la compasión notablemente.

Al final, con esta forma de comunicarte y ver la realidad, no consigues lo que te propones cuando hablas con la otra persona. Lejos de llegar a un acuerdo, o conseguir que la otra persona te ayude o te entienda, lo que propicias es que se ponga a la defensiva y no atienda realmente a cuáles son tus sentimientos o necesidades en ese momento.

 

3. Observar sin evaluar

Observar sin evaluar es el primer paso de una CNV.

Cuando separas la observación de la evaluación (juicio subjetivo), tienes la oportunidad de dar tu opinión de una manera más consciente y menos violenta. Es decir, asegurándote de que te expresas de una manera totalmente responsable, sin echar la culpa a otros de tu propio malestar.

Esto se consigue dejando de generalizar, exagerar y evaluar los hechos objetivos, transformándolos en una manera de ofender o atacar al otro. Por ejemplo, en lugar de decir «raras veces haces lo que te pido«, podrías decir «Las tres últimas veces que empecé una actividad, me dijiste que no querías hacerla«.

En este segundo caso, has conseguido eliminar la evaluación y la exageración. Tu oyente estará más predispuesta/o a escucharte. De la otra manera lo más seguro es que se ponga a la defensiva y no consigas nada bueno, ni para ti, ni para él.

 

4. Identificar y expresar los sentimientos

Este es el segundo paso de una CNV. Y el problema es que no estamos acostumbradas a identificar nuestros sentimientos, porque prestamos más atención a juzgar qué es lo que hacen mal los otros.

Así pues en lugar de decir: «Siento que cuando mi vecino pone la música tan alta, es porque tiene un problema de personalidad», podrías decir: «me siento frustrado cuando mi vecino pone la música alta, porque necesito descansar por las noches».

Si te fijas en la primera oración, la persona que habla no expresa para nada cómo se siente, qué sentimientos tiene en ese momento. Solamente hace referencia a lo que le parece mal en la otra persona. Es importante, por tanto, aprender a identificar tus propios sentimientos para empezar a comunicarte mejor con los demás, y crear empatía en el otro.

Para ello, el autor te propone en este capítulo una lista de sentimientos que te pueden ayudar a aprender a expresarte de manera más responsable. Algunos de ellos son:

  • Los que no debes usar son los que dan a entender que hay algo «mal» en el otro. Por ejemplo: «me siento abandonado», «me siento humillado», «me siento incomprendido», «me siento traicionado», o «me siento despreciado», etc.
  • Los que si puedes usar, ya que expresan realmente cuáles son tus sentimientos reales son, por ejemplo: «me siento abrumado», «me siento aterrado», «me siento desanimado», «me siento enfadado», o bien, «me siento optimista», » me siento afortunado», etc.

 

5. Asumir la responsabilidad de nuestros sentimientos

Este es el tercer componente de una CNV. Quiere decir que comprendas que cuando alguien se dirige a ti de forma negativa (juzgándote por ejemplo), no es él quién te hace sentir mal, sino que simplemente es un desencadenante o un estímulo. Quién realmente se ofende o molesta y por tanto es la causa real de tu malestar, eres tú misma/o.

Esto es, asumir la responsabilidad de tus sentimientos, hacerte consciente de que pase lo pase a tu alrededor, tienes el poder de no reaccionar, todo depende de con qué prisma estás observando lo que está sucediendo. Tienes 4 opciones o prismas a tu disposición:

  1. Echarte la culpa, ante lo que te dice el otro, te sientes responsable en exceso y te echas la culpa a ti misma/o.
  2. Echar la culpa al otro, ante lo que te dice el otro, te sientes víctima y por tanto, ves al otro como el verdugo o culpable y se lo haces saber (perdiendo la opción de llegar a un acuerdo o conciliación).
  3. Darte cuenta de tus sentimientos y necesidades. Y por tanto, buscar la mejor manera de comunicarselo al otro para intentar sacar algo positivo de esa conversación y relación.
  4. Darte cuenta de los sentimientos y necesidades de la otra persona. Ya que si te está echando algo en cara, es porque esa misma persona no sabe cómo manifestar su malestar y su necesidad de otra manera, más constructiva (lo que te anima a sentir compasión, y no enfado).

Las dos últimas opciones, como ves, te permiten elegir otra manera de relacionarte con los demás, a pesar de que se acerquen a ti de maneras más bien negativas. Siempre tienes elección: elige hacerte responsable de tu estado emocional en cada momento, gestiona tus emociones.

 

6. Lo que pedimos a los demás para enriquecer nuestra vida

Este es el cuarto paso de una CNV. Aclara bien lo que queremos pedirle a los demás, o lo que esperamos de ellos. Porque habitualmente sólo pensamos en lo que no queremos, o lo que no nos gusta. Poniendo tu foco de atención en lo que no quieres, y comunicándoselo a la persona, no vas a conseguir lo quieres, o al menos no los estás expresando claramente.

Es probable incluso que te limites a utilizar un lenguaje vago, indirectas, rodeos o incluso descalificaciones (usando al otro como papelera para deshacerte de tus frustraciones).

Una alternativa a esta forma de comunicarte tan poco eficiente, puede ser la expresar con claridad tus necesidades. Habla de forma directa, poniéndote a ti como sujeto de la oración e indicando qué necesitas o quieres, sin rodeos. De esta manera, será mucho más fácil que consigas lo que te propones en tu conversación con el otro. Favoreces un resultado más positivo y facilitas que la otra persona pueda empatizar contigo.

Eso si, hacer una petición o exponer tus necesidades, no debe convertirse en ningún momento en una exigencia, ya que de lo contrario no estarías empatizando con la otra persona, sino exigiéndole que se ocupe de tus propias necesidades.

 

7. La recepción empática

En la CNV, lo que pretendemos es escuchar «con el corazón», no con la mente. Es decir, cuando alguien nos pide algo o nos comunica cómo se siente, escuchar con empatía implica vaciar la mente de:

  • Tus ganas de dar consejos.
  • Intentar tranquilizar al otro, minimizando su situación, o diciéndole que no es para tanto.
  • Dar tu opinión, o hablarle sobre lo que tu harías en su lugar.
  • Contarle cómo te sientes, o lo que te ha pasado a ti para demostrar que es aún peor o mejor.

Otra buena manera de demostrar a tu interlocutor que le has comprendido, es parafraseando lo que te acaba de decir, para que se sienta verdaderamente escuchado y comprendido.

Las relaciones mejoran con la empatía, porque le brindas al otro un espacio en el que se sentirá seguro y atendido, lo que favorece aún más la comunicación entre ambos.

 

8. El poder de la empatía

Además, empatizar con el otro en cualquier tipo de circunstancias (incluidas las negativas) te permite:

  1. Percibir el mundo y a los demás de una nueva manera. Dejas de ver en el otro un ataque, por ejemplo, y pasas a entrever que en realidad esa persona está dolida o enfadada porque no ha sido capaz aún de satisfacer alguna de sus necesidades. Lo que te permitirá no tomartelo como algo personal.
  2. Sentirte más seguro, a través del dejar entrever tu vulnerabilidad. Ya que al confesar, por ejemplo, ante una audiencia que estás un poco nerviosa/o, tus oyentes estarán más predispuestos a empatizar contigo y ser menos exigente con tu exposición por ejemplo.
  3. Reanimar una conversación sin vida. Si alguien empieza a contarte por enésima vez su batallita del pasado, puedes interrumpirle con empatía y animarle a que te cuente algo más profundo sobre esa situación.
  4. Captar las necesidades y sentimientos del otro, incluso si se mantiene en silencio. Ya que estarás presente, y le permitirás darle tiempo para que se exprese a medida que vaya empatizando contigo.

 

9. La conexión con uno mismo a través de la compasión

Como hemos visto, es importante ver y atender a los demás, más allá de lo que te comunican a priori, pues es evidente que no todo el mundo conoce la CNV, y está en tu mano elegir cómo vas a actuar ante una mala palabra o una exigencia.

Lo que es importantísimo también, es que empatices contigo mismo, que seas autocompasivo.

Probablemente no te consideras perfecta/o, y eso hace que ante un error o un arrepentimiento, te descalifiques y te faltes al respeto al ti misma/o. La clave está en traducir tus juicios sobre ti mismo, en Necesidades. Por ejemplo, en lugar de decirte: «¿Cómo pude hacer algo tan estúpido, qué tonto soy!«, podrías decirte: «Entiendo que lo hice porque en aquel momento quería ayudarle, y por eso al final llegué tarde«.

Es posible, a su vez, que seas bastante autoexigente, que utilices a menudo expresiones como «Tengo que» o «Debería». De lo que se trata es de que aprendas a discernir sobre qué es una obligación, y qué una elección. Te sorprenderás de la cantidad de veces que usamos erróneamente el término obligación, y por tanto los «Tengo que» que lejos de animarte a sentir compasión por ti misma/o, te desaniman y te hacen sentir poca estima.

Recuerda esto, siempre que te obligas o exiges hacer algo es porque quieres cubrir alguna de tus necesidades: puede ser que te exijas trabajar porque necesitas dinero, o te exiges atender a los demás en todo momento porque necesitas aprobación, y prefieres exigirte a ti mismo hacer cosas que no te apetecen antes de sentir culpa, verguenza o por miedo al castigo.

Por tanto, descubre cuál es esa necesidad y busca la manera de satisfacerla desde la Elección (y no la Obligación).

 

10. La expresión plena de la ira

Aprender a gestionar la ira puede ayudarte, sin duda, a mejorar no sólo tu forma de comunicarte, sino también suponer un cambio muy positivo en tu relación con los demás. Ahora bien, la CNV no te incita a reprimir, o ignorar tu rabia para gestionarla. Todo lo contrario, te enseña a descubrir cuáles la verdadera necesidad que existe detrás de esa rabia.

Una de la primeras cosas que debes aclarar, es que nunca te enfadas por lo que dicen o hacen los demás, sino por los pensamientos que se desencadenan en tu mente cuando alguien hace o dice algo que está en contra de tus valores (¡es tu pensamiento el que te enfada!!).

El castigo, los insultos y juicios, y la violencia física, son formas de expresar la ira que no te llevarán a conseguir lo que te propones: satisfacer tus propia necesidad de que la otra persona comprenda que lo que ha dicho o hecho te ha molestado. Lo único que conseguirás es que se ponga a la defensiva (no escuchará tu dolor), o incluso que se rebele y agudice aún más ese comportamiento que no te gusta.

La solución para expresar la ira pasa por aplicar los 4 pasos de la CNV:

  1. Ante algo que te irrita. Detente. Respira profundamente
  2. Observa los pensamientos de juicios que tienes en ese momento
  3. Averigua qué necesidad subyace detrás de esos juicios (protección, descanso, respeto, empatía, apoyo, comprensión, etc)
  4. Expresa con la CNV, qué necesidades y sentimientos tienes en ese momento.

De esta manera, te conviertes en dueño de tus emociones y también te haces responsable de ellas, es decir, ya no culpas a los otros de tus enfados o ataques de ira, porque comprendes que esta emoción es sólo la expresión de una necesidad tuya que no está siendo satisfecha en ese momento (borras al otro de la ecuación, ya no es el blanco de tu ira).

 

11. El uso protector de la fuerza

Pueden existir situaciones en las que el uso de la fuerza protectora sea imprescindible. Ahora bien, muchas veces utilizamos la fuerza sin que nuestra integridad o vida esté en peligro, simplemente porque no hemos aprendido a expresar nuestras necesidades y a comprender nuestras emociones. Así pues, chillas, usas la fuerza física o castigas a aquellos que consideras «malvados», en un vano intento de satisfacer tus necesidades. La CNV puede ayudarte a mejorar tus estallidos emocionales para que no tengas que recurrir a la violencia.

 

12. Cómo liberarnos nosotros y asesorar a los demás

Parte del éxito de aprender esta nueva forma de comunicarte se deberá a que aprendas a deshacerte de tus condicionamientos culturales, y te animes a detectar y expresar tus necesidades y sentimientos. Esto puede ayudarte, no sólo a comprenderte mejor a ti mismo/a y dirigirte con mayor certeza hacia tus objetivos vitales, sino también a reconciliarte con el mundo, a empatizar con los demás, y por tanto a reducir tus niveles de estrés significativamente.

13. Expresar agradecimiento mediante la comunicación no violenta

La CNV incluso recomienda aprender a dar elogios a los demás de forma más positiva y responsable. Pues habitualmente cuando elogiamos a otros, lo que estamos haciendo es emitir un juicio (aunque en este caso es positivo, no deja de ser un juicio).

La otra manera que existe de elogiar a los demás es decir «gracias» expresando:

  • las acciones que contribuyeron a que estemos agradecidos o que elogiemos a la otra persona
  • aquellas necesidades propias que quedaron satisfechas con ello
  • los sentimientos placenteros que derivaron de cubrir esa necesidad.

Por ejemplo, en lugar de decir: «Usted es un hombre brillante«, podrías decir: «Marshall cuando dijiste que había otra manera de gestionar la ira, me sentí muy esperanzada porque estaba buscando la manera de conectar mejor con mi hijo, y tu clase me dio la orientación que necesitaba«.

 

 

CONCLUSIÓN BY SANDRA GONZALEZ

Comunicarte de manera violenta, es decir, emitiendo juicios, catigando a los demás, descalificando y acusando, no es la mejor vía para hacerte escuchar y satisfacer tus necesidades. De hecho, la mayor parte de los conflictos que existen hoy en día en este mundo están precisamente apoyados por esta forma de comunicarnos y juzgar a los demás de nuestras necesidades no cubiertas.

A todos nos gustaría vivir en un mundo mejor, lleno de paz y amor los unos por los otros. Pero ¿cómo llegar a esta utopía tan encantadora, si no somos capaces de coger el coche sin vociferar al primero que se nos cruce «indecentemente» en mitad del camino?

Quizás nuestro condicionamiento cultural, aquel que heredamos de régimenes pasados basados en la dominación, haga que inconscientemente estemos más preparados para decirle a otros lo que está mal, que para expresar nuestros propios sentimientos y necesidades y hacernos a su vez responsables de ellos.

Esto es lo que he podido aprender con este estupendo libro que sin duda te ayudará a expandir tu conciencia, tener una renovada perspectiva y empatía por los demás, y además, darle una buena dosis de vitaminas a tu propio proceso de Desarrollo Personal.

 

 Puntos fuertes

  • Muchos ejemplos para entender mejor las claves del libro
  • Ejercicios y resúmenes al final de cada capítulo para ayudarte a practicar la CNV
  • No sólo te ayuda a comunicarte de otra forma, sino que te da otra visión acerca de cómo puedes relacionarte con los demás.

Puntos débiles

  • Algunas de las recomendaciones o ejemplos, se escapan a veces de lo factible, o fácilmente implementable.

 

 

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cnv marshall rosenberg

 

Si ya has leído el libro o el resumen, no dudes en dejarme tus comentarios más abajo,

 

Un abrazo!

Sandra.

 

1 Comentario

  1. Elena Iborra Author julio 21, 2023 (7:03 pm)

    Me gusta tu resumen, muchas gracias!!!

    Reply to Elena Iborra

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